Llega el instante de tocar la piedra, el horizonte
y preguntarnos
¿qué es el vacío?
Es cuando escuchamos el escurridizo chasquido de las
espumas
sin más insinuación
que el ritmo del trueno al desaparecer
quedando en el alma
la forma silenciosa de lo entrañable, inseparable
No se miran puntos oblicuos ni lejanos
menos están las elegías privilegiadas de la errancia
En seguida, se abrocha la tarde
y entra la negrura
de oscuro trueque templado
¿Dónde está el vacío?
¿bajo la piel, el trono, el amor?
Regresa de inmediato la innata lisura honda, callada
donde el corazón con sus bordes y fronteras
vislumbra el apoyo intocable
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