Elegía XVIII: El progreso del amor (fragmento)
Sus labios hinchados; a los cuales hemos llegado,
nos anclamos ahí, y nos pensamos en casa,
porque todos parecen: ahí cantos de sirenas, y ahí
sabios oráculos délficos llenan el oído;
Ahí en un arroyo donde algunas perlas selectas se hinchan,
la rémora, su lengua escindida, reside.
Estos y el glorioso promontorio, su mentón
sobrepasando; y el estrecho de Helesponto entre
el Sestos y Abidos de sus senos,
(No de dos amantes, pero dos amores eran los nidos)
Triunfa el mar sin límites, pero que tu ojo
algunos lunares isla pueda divisar ahí;
Y navegando hacia su India, de esa manera
me quedaré en su bello ombligo Atlántico;
aunque desde ahí la corriente esté hecha por tu piloto,
aún así, ahí es donde desearías estar en bahía.
Estarás en otro bosque,
donde algunos naufragan, y no llegan más allá.
Cuando estés ahí, considera lo que en esta persecución.
Se malgastó porque empezaste con la cara.
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