otro de miles que tenido, lo que
importa es que no sea a cada rato
y que no cause una caída que
pueda resultar en un hueso roto
de la pierna, o del brazo, las
rodillas, codos, cadera, espalda o
cabeza, etc. Por suerte, ya no
camino tan rápido, y pude con
el mismo pie que tropecé,
evitar caer como en una piscina
pero de concreto. Recordé de
nuevo el caso más grave hace
ya casi 14 años, cuando al tratar
de cruzar el canal norte del
Paseo Caroni, tropecé con la
calzada, al tratar de avanzar el
pie izquierdo, estaba alta y caí
de rodilla, me levanté rápido
pero el dolor me volvió a tumbar.
Ni que hubiera sido Foreman.
Suerte caí en la cera, y no en
el asfalto, hubiera detenido el
tráfico con frenazos y gritos.
A pesar de los años, y que he
perdido velocidad y precisión,
más por los malos hábitos que
por los años, todavía queda
energía, gracias a los ejercicios
físicos que hago regularmente.
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