Pareces una margarita,
pareces una cayena,
pero para mí eras una rosa,
una flor muy hermosa.
De los andes para Guayana,
del frío al calor, de las nubes
a la tierra, del café y el cacao,
al oro y el diamante, del pueblo
a la metrópolis, pero aquí o allá,
tienes el futuro a tus pies. Solo
hay que sembrar y cosechar.
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