Ven a mí, lluviecita, yo no quiero solo góticas,
de agua, ni de agua nieve, mándame un chaparrón,
un palo de agua pues, no sólo para tomar y beber
del agua, si no también para regar las plantas,
sobre todo los árboles frutales: anones, nísperos,
las granadas, nonis, limones, los cocos, los mangos,
los preciados aguacates, y también la reina de la
casa, la joya de la corona, la muy exquisita lechosa.
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