Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión,
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin Igual
solicitáis su desdén,
¿Por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia,
Combatís su resistencia,
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Sor Juana Inés de la Cruz |
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