Oh Madre de Jesús,
por tus inconmensurables dolores durante la pasión
y muerte de tu hijo divino,
y por las amargas lágrimas que derramaste,
te pido que ofrezcas en sacrificio el cuerpo santo,
cubierto de heridas y de sangre de nuestro redentor,
junto con tus dolores y lágrimas,
al padre celestial,
para la salvación de las almas
y para adquirir las gracias
que te pido suplicante.
Jesús, María os amo, salvad a las almas y a los consagrados. (Tres veces)
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