A quien me humillo y en cuya presencia
reconozco debo ser vilmente despreciado,
por haberos sido ingrato y haber olvidado
tan grandes beneficios como habéis hecho.
Padeciendo por mis gravisimas culpas,
tantos martirios, especialmente los dolores que sufristeis
cuando cargaron sobre vuestros delicados hombros
esa muy pesada cruz, para rendir en ella la vida,
en el Monte Calvario.
Me pesa señor, de todo corazón, haberos ofendido,
pésame señor haber sido yo la causa de que llevéis esa cruz,
sufriendo tantos dolores, amarguras y congojas.
Pésame mi ingratitud y descuido
de no haberos dado continuamente
rendidas gracias por tantos grandes beneficios. Amen.
Jesus Nazareno |
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