Aguasay
para mamá
Carmen tenía los senos bonitos decía mi abuelo ya octogenario, cuando seguramente una ráfaga de cundiamor, alborotaba sus cabellos blancos y veía ante sí, saliendo de aquellos resecos matorrales de Aguasay, a aquella mulata trastornante que era mi abuela, vestida por una cascada anillada de cabellos negriazules, de ojos de parapara y temblorosos senos erguidos, que le hacían dudar entre huir de ese matorral o quedarse para siempre.
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